Enrique Asensi
Piedra, dice

Ahora releo una carta escrita por Enrique Asensi (Valencia, 1950), era hace unos meses, narrándome que ejercía en su quehacer “un soliloquio”. La misiva refería también unos días “claros y felices de soledad”, et in Arcadia su mundo escultórico, vida en entropía que el artista revelaba significando la tentativa “de expresar con palabras lo indecible”.